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Un contrato requiere que sea pactado entre dos o mas personas, que tenga un propósito y que las partes intervinientes den su consentimiento. La mejor manera de llevarlo a cabo es por escrito. Dice el dicho que "las palabras se las lleva el viento mientras que los escritos permanecen". Y este dicho no es ajeno a los actos comerciales como privados que celebramos con otras personas y/o empresas.
Existen un sin fin de contratos y sus variantes, entre los mas comunes se encuentran los de Arrendamiento, Compraventa, Trabajo, etcétera. Y es necesario fijar las reglas del juego en el contrato a través de las cláusulas que se incluyen en estos. Sin embargo, la importancia radica en la manera en que estas se encuentren descritas. Un error, por más mínimo que sea, puede llevar a una interpretación distinta de lo que originalmente se quizo pactar. O peor aun, que seamos omisos en agregar las cláusulas que nos amparen en los contratos o que señalemos obligaciones excesivas que puedan dejarse sin efecto en caso de una controversia.
Un contrato es un traje a la medida, y no todos sirven para el mismo propósito. Por ello es importante asesorarse de un Abogado al momento de redactar un contrato y no basarse en machotes que podemos encontrar en diversas páginas web.
Si necesitas rentar y/o traspasar tus bienes, proteger la confidencialidad de la información y/o secretos de tu empresa, contratar personal para tu negocio, etc., es recomendable lo formalices por escrito. Las cláusulas juegan un papel muy importante a la hora de una controversia.
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